Egoistische Sache

A collection of Prefaces, Introductions and Notes about Max Stirner (1806-1856) writings.

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Location: Valencia, Comunidad Valenciana, Spain

Saturday, May 20, 2006

Prólogo a la presente edición castellana

(Andreas Schubert, Überlingen, 2000)
[Das unwahre Prinzip unserer Erziehung oder der Humanismus und Realismus]

Este es uno de los ensayos
más importantes que jamás haya creado
la pedagogía de todos los tiempos.
Rudolf Steiner


Max Stirner publicó el siguiente ensayo en 1842 en la “Gaceta
del Rhin”, en Alemania. De una manera vigorosa, enérgica y
directa plantea la pregunta fundamental de toda educación:
“¿Educamos concienzudamente nuestra disposición para ser
creadores, o se nos trata, tan solo, como criaturas cuya naturaleza
se presta meramente a ser adiestrada?”

Esta pregunta es hoy más actual que nunca, en un mundo de
neoliberalismo donde solamente se demandan fuerzas de trabajo y
consumidores, y donde los centros de formación degeneran cada
vez más en instrumentos de este sistema. Los curriculum estatales
obligan a los maestros a transmitir conocimientos largamente
envejecidos y a que los alumnos se adapten a lo establecido,
mediante notas, exámenes y tests. ¿Dónde queda ahí el espacio
libre para la individualidad que sólo puede encontrarse a sí misma
cuando se activa creativamente en el pensar, sentir y querer?

Como docentes, en todo momento nos hallamos ante este desafío.
Con cuánta rapidez nos entusiasmamos con contenidos que los
alumnos han de acoger incondicionalmente, contenidos que nos
parecen importantes para su desarrollo, perdiendo de vista en el
proceso las personalidades de los alumnos. Hemos pasado largas
horas preparando los contenidos y ya no nos queda tiempo para
ocuparnos de los alumnos, de sus preguntas y necesidades. O bien
intentamos, por ejemplo, dejar patente ante los padres el éxito de
nuestro trabajo, mostrando lo bien que preparamos a sus hijos
para la vida, o invocamos el resultado de los exámenes para
justificarnos.

En este texto, Stirner nos sitúa frente a una decisión, y cada vez
que lo leemos nos sorprende de nuevo con cuánta claridad y
presencia de espíritu nos conduce hacia ese punto: ¿tenemos el
coraje de orientarnos totalmente “hacia el punto invisible del yo” y
hacer que toda la educación “confluya en ese centro que llamamos
personalidad”?

Dicho de otro modo: ¿estamos dispuestos a abandonar el saber
transmitido y las formas polvorientas, y dejar que nuestra
actividad sea inspirada una y otra vez por el contacto con las
individualidades de los alumnos?

Eso exige que el educador se ponga en camino y descubra ese
“punto invisible del yo” en sí mismo.

En el siguiente escrito, se hallan ya esbozadas las ideas principales
de Stirner, que dos años más tarde elaboró en su principal obra
filosófica “El único y su propiedad”. Esa obra es llevada por la
fuerza del yo creador, suficientemente fuerte para dejar lo antiguo
detrás de sí, para ignorar el pragmatismo y situarse entera y
exclusivamente sobre sí mismo. El libro es como un golpe de
timbal que nos señala hacia la posibilidad de una nueva época.

En una carta dirigida a John Henry Mackay, personalidad que, a
finales del siglo XIX hizo que volviera a conocerse la labor de Max
Stirner, Rudolf Steiner escribe sobre ello:

“... En mi opinión, la primera parte de mi libro pone los cimientos de la concepción del mundo de Stirner. Lo que en la segunda parte de la “Filosofía de la Libertad” desarrollo, como consecuencias éticas de mis presupuestos filosóficos, creo que se halla en plena coincidencia con las exposiciones del libro: ‘El único y su propiedad’”.

De una carta de Rudolf Steiner a Rosa Mayreder, podemos
también extraer un pasaje:

“Encuentro en Stirner algo que me falta en Nietzsche: las fuerzas vitales que se desarrollan en todas direcciones y que siguen su tendencia natural sin limitación alguna. En Stirner encuentro una energía propia de la vida, una plenitud y capacidad de transformación de la personalidad, una serenidad y libertad de artista que en mi opinión no parecen existir en Nietzsche. En el caso de Stirner respiramos en un aire más puro que en el de Nietzsche. A los oídos de Stirner se revelan secretos que realmente se hallan más allá de la muerte y del hielo. La óptica de la vida a la que aspira Nietzsche se ha hecho realidad en Stirner...”
Esperamos que el presente ensayo sobre “El falso principio de
nuestra educación” logre una amplia difusión y sirva de estímulo
para conversaciones intensas, debates y tertulias. La educación del
futuro exige esta profundidad, pues con meras reformas no puede
alcanzarse nada.

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